La amabilidad no dura | The Banshees of Inisherin
La isla de los espíritus (The Banshess of Inisherin)
Tras haber sido amigos durante la mayor parte de su vida, Colm decide terminar su amistad con Padric con la sencilla explicación de que ya no le agrada más. La noticia toma por sorpresa a Padric y esto desencadena el conflicto que da inicio a la historia que se vive en la isla de Inisherin.
No se necesitan más palabras para describir la trama de la Isla de los espíritus (The Banshees of Inisherin, 2022) del director Martin McDonagh protagonizada por Collin Farrel y Brendan Gleeson. Es una problemática con sencillez aparente, que termina por desencadenar una serie de crisis existenciales entre la mayoría de los personajes.
Es refrescante ver una historia así en la pantalla grande; después de una enorme cantidad de películas apresuradas que pretenden impactar al espectador con efectos, poderes, colores y un desfile de distracciones audiovisuales.
Mientras veía la película, no podía evitar pensar en Chéjov y sus cuentos, en la corriente del naturalismo literario. Esa que retrata la realidad con todos sus matices: desde los más desagradables hasta los más tiernos. Se suele decir que Chéjov retrataba al hombre común, al hombre universal; el que no es tan lejano de la mayoría de las personas. Son las historias de aquellos que conocemos o quizá las nuestras. El ser humano expuesto a la naturaleza, a sus instintos, a la existencia misma y todo lo que esta implica.
En este caso, la película retrata a dos hombres de una isla pequeña. Hombres comunes que están acostumbrados a su entorno, a lo que les resulta familiar y conocido. No obstante, de Colm brota una conciencia que lo incita a hacer algo con su vida, crear un legado por medio del arte: la música. Sin embargo, para ser extraordinario necesita alejarse de lo ordinario y por eso elige terminar su amistad con Padric.
Mientras que para Colm esto es el inicio de una nueva vida que le permite desbordar su creatividad, de distanciarse de lo aburrido y común, para Padric es el giro inesperado en una vida en la que él ya había encontrado todo el sentido que necesitaba. Padric era un hombre común y era feliz de serlo, incluso más que común es agradable («nice» como se autodenomina). Pero todo cambia: su mundo se desmorona frente a sus ojos al perder a su mejor amigo; su vida, como la conocía, está por cambiar y se resiste. Y con justa razón: ¿por qué cambiar lo que no parecía estar mal? ¿Para crear arte? ¿Arte para quién? ¿Quién quiere ser recordado por gente que no conocerá? ¿Qué es la posteridad sino un montón de desconocidos?
Si bien la decisión de Colm podría parecer extrema, pues, la solución sencilla es optar por otra forma de hacerlo. No lo es. No podemos entender más allá de lo que conocemos en la historia; quizá, este acto extremo de abandonar su amistad con Padric es el catalizador de creatividad que necesita. Y bueno, sin afán de arruinar parte de la trama (pues esto se cuenta desde el tráiler) Colm amenaza a Padric que por cada vez que le hable, se cortará un dedo para demostrarle qué tan real es su necesidad de alejarse de él.
¿Se corta los dedos? No puedo revelarlo. Ve la película, querido lector.
La película me pareció una genialidad con humor negro, con momentos que estrujan y duelen; la empatía por los personajes es increíble, porque son personas comunes, son como tú y yo. Toman decisiones que parecen insignificantes y sin buscarlo desencadenan tragedias; en su afán de salvarse, terminan lastimando a otros. Sus acciones tienen consecuencias y nos hacen recordar los errores que hemos cometido. Porque nuevamente: son humanos, son como nosotros.
Como en la mayoría de ocasiones, después de ver la película repetí escenas, busqué entrevistas y leí comentarios, reseñas y demás por aquí y allá. Me encontraba de vez en cuando, la insistencia de algunas personas, de encontrar un mensaje, de reflexionar sobre lo que vieron. Pero no hay mensaje; las lecciones las aprenden los personajes en su mundo, cometen sus errores y se arrepienten. No podemos entender sus razones, solo podemos ser testigos de lo que hacen; somos meros observadores de ese mundo tan parecido al nuestro, tan parecido que parece un espejo.
And anyway, we're talkin' about niceness. Not what's his name. My mammy, she was nice. I remember her. And my daddy, he was nice. I remember him. And my sister, she's nice. I'll remember her. Forever I'll remember her.