Poema Papá de Sylvia Plath: análisis y significado
Papá de Sylvia Plath no es un poema sobre ternura: es un ajuste de cuentas feroz.

Daddy es un poema que hiere. En español suele traducirse como Papi o como Papá. Y ese detalle cambia todo: Papisuena infantil, incómodo, casi ridículo para un texto tan feroz; Papá en cambio lo vuelve más universal, directo, reconocible.
En cualquier caso, Plath toma esa palabra tierna y la dinamita desde adentro. No es un poema para académicos: es para cualquiera que alguna vez amó y odió con la misma intensidad.
Antes de analizarlo, léelo sin filtros; deja que te grite primero.
Poema Papá (Daddy) de Sylvia Plath
A continuación te comparto el poema completo Daddy (Papi o Papá, según la traducción) de Sylvia Plath, escrito en 1962 y publicado póstumamente en su libro Ariel en 1965.
Papá
Sylvia Plath
Ya no sirves, ya no sirves.
Zapato negro
en el que viví como un pie
durante treinta años, pobre y blanca,
apenas atreviéndome a respirar o a estornudar.
Papá, he tenido que matarte.
Moriste antes de que pudiera——
Pesado como mármol, una bolsa llena de Dios,
estatua espantosa con un dedo gris
grande como una foca de Frisco,
y una cabeza en el Atlántico grotesco
donde el agua se derrama verde como porotos sobre azul,
frente a las costas de la hermosa Nauset.
Solía rezar para recuperarte.
Ach, du.
En lengua alemana, en un pueblo polaco
arrasado por el rodillo
de guerras, guerras, guerras.
Pero el nombre del pueblo es común.
Mi amigo polaco
dice que hay una docena o dos.
Así que nunca pude saber dónde
pusiste el pie, tu raíz,
nunca pude hablar contigo.
La lengua se me atascaba en la mandíbula.
Se atascaba en un cerco de púas.
Ich, ich, ich, ich,
apenas podía hablar.
Pensaba que cada alemán eras tú.
Y que tu lengua era obscena,
un motor, un motor
llevándome a soplidos como a un judío.
Un judío a Dachau, Auschwitz, Belsen.
Empecé a hablar como un judío.
Creo que puedo ser judía.
Las nieves del Tirol, la cerveza clara de Viena
no son tan puras ni tan limpias.
Con mi ancestro gitano y mi suerte extraña,
y mi mazo de Taroc, y mi mazo de Taroc,
puede que yo sea un poco judía.
Siempre te tuve miedo,
con tu Luftwaffe, tu jerigonza.
Y tu bigote prolijo
y tu ojo ario, azul brillante.
Hombre-panzer, hombre-panzer, oh tú—
No Dios sino una esvástica
tan negra que no deja pasar ni un cielo.
Cada mujer adora a un fascista,
la bota en la cara, el bruto,
el bruto corazón de un bruto como tú.
Estás frente al pizarrón, papá,
en la foto que tengo de ti,
una hendidura en la barbilla en lugar de un pie——
pero no por eso menos demonio, no,
ni menos el hombre negro que
mordió mi lindo corazón rojo en dos.
Tenía diez cuando te enterraron.
A los veinte intenté morir
y volver, volver, volver contigo.
Pensé que incluso los huesos servirían.
Pero me sacaron del saco,
me pegaron con pegamento.
Y entonces supe qué hacer.
Hice un modelo de ti,
un hombre de negro con cara de Mein Kampf
y amor por la picana y el torno.
Y dije “sí, quiero”, “sí, quiero”.
Así que papá, al fin terminé.
El teléfono negro está cortado de raíz,
las voces ya no pueden arrastrarse dentro.
Si he matado a un hombre, he matado a dos—
al vampiro que decía ser tú
y bebió mi sangre por un año,
siete años, si quieres saber.
Papá, ya puedes recostarte.
Hay una estaca en tu gordo corazón negro
y a los aldeanos nunca les caíste bien.
Bailan y te pisan.
Siempre supieron que eras tú.
Papá, papá, cabrón, se acabó.
Notas
- Ach, du: expresión alemana coloquial, significa “ah, tú” o “ay, tú”. Aquí suena como reproche directo al padre.
- Ich, ich, ich, ich: “yo, yo, yo, yo” en alemán. Plath lo usa como tartamudeo sofocado, una lengua trabada contra el alambre de púas.
- Mein Kampf: título del libro escrito por Adolf Hitler (1925). En el poema aparece como “Meinkampf look”, o sea, “cara de Mein Kampf”, una forma de decir que el marido-modelo del padre tenía un aire nazi.
- Luftwaffe: nombre en alemán de la Fuerza Aérea nazi. Asociada a los bombardeos masivos de la Segunda Guerra Mundial.
- Panzer-man: literalmente “hombre tanque”. Alude a los soldados de los Panzer, las divisiones blindadas alemanas. En el poema refuerza la imagen del padre como maquinaria de guerra.
- Aryan eye: “ojo ario”. Plath lo usa para evocar la imagen de los nazis de ojos azules y su ideología de pureza racial.
- Swastika: esvástica, símbolo del nazismo. Plath lo pinta como tan negro que ni el cielo puede atravesarlo.
- Polack: término despectivo en inglés para “polaco”. Aquí lo usa con distancia, no como insulto propio, sino citando la voz coloquial de su tiempo.
- Taroc pack: baraja de Tarot, palabra italiana adoptada en varios idiomas. Se asocia a lo esotérico, lo gitano y la marginalidad.
Daddy de Sylvia Plath en su idioma original
A continuación, te compartimos el poema “Daddy” de Sylvia Plath en su idioma original, tal como aparece en Poetry Foundation.
Daddy
BY SYLVIA PLATH
You do not do, you do not do
Any more, black shoe
In which I have lived like a foot
For thirty years, poor and white,
Barely daring to breathe or Achoo.
Daddy, I have had to kill you.
You died before I had time——
Marble-heavy, a bag full of God,
Ghastly statue with one gray toe
Big as a Frisco seal
And a head in the freakish Atlantic
Where it pours bean green over blue
In the waters off beautiful Nauset.
I used to pray to recover you.
Ach, du.
In the German tongue, in the Polish town
Scraped flat by the roller
Of wars, wars, wars.
But the name of the town is common.
My Polack friend
Says there are a dozen or two.
So I never could tell where you
Put your foot, your root,
I never could talk to you.
The tongue stuck in my jaw.
It stuck in a barb wire snare.
Ich, ich, ich, ich,
I could hardly speak.
I thought every German was you.
And the language obscene
An engine, an engine
Chuffing me off like a Jew.
A Jew to Dachau, Auschwitz, Belsen.
I began to talk like a Jew.
I think I may well be a Jew.
The snows of the Tyrol, the clear beer of Vienna
Are not very pure or true.
With my gipsy ancestress and my weird luck
And my Taroc pack and my Taroc pack
I may be a bit of a Jew.
I have always been scared of you,
With your Luftwaffe, your gobbledygoo.
And your neat mustache
And your Aryan eye, bright blue.
Panzer-man, panzer-man, O You——
Not God but a swastika
So black no sky could squeak through.
Every woman adores a Fascist,
The boot in the face, the brute
Brute heart of a brute like you.
You stand at the blackboard, daddy,
In the picture I have of you,
A cleft in your chin instead of your foot
But no less a devil for that, no not
Any less the black man who
Bit my pretty red heart in two.
I was ten when they buried you.
At twenty I tried to die
And get back, back, back to you.
I thought even the bones would do.
But they pulled me out of the sack,
And they stuck me together with glue.
And then I knew what to do.
I made a model of you,
A man in black with a Meinkampf look
And a love of the rack and the screw.
And I said I do, I do.
So daddy, I’m finally through.
The black telephone’s off at the root,
The voices just can’t worm through.
If I’ve killed one man, I’ve killed two——
The vampire who said he was you
And drank my blood for a year,
Seven years, if you want to know.
Daddy, you can lie back now.
There’s a stake in your fat black heart
And the villagers never liked you.
They are dancing and stamping on you.
They always knew it was you.
Daddy, daddy, you bastard, I’m through.
¿Qué dice en realidad Daddy?
A ver, Plath no está recitando un poema para el Día del Padre. Está haciendo un exorcismo. Habla con el fantasma de su padre muerto, pero también con el peso de todos los hombres que la dominaron. Dice sin rodeos:
“Papi: he tenido que matarte.”
No hay metáfora delicada. Lo que hay es una hija que, desde la adultez, trata de cortar un vínculo asfixiante. Daddy es un poema de duelo y de rabia: el padre como zapato negro, como nazi, como vampiro que bebe la sangre. Plath lo enfrenta para liberarse.
¿Por qué este poema me pega tan raro?
Porque Daddy no se lee: se sobrevive. Plath lanza imágenes que incomodan, no para que las “analices”, sino para que te exploten en el pecho. Te dice que vivió dentro de un zapato negro, como un pie encerrado —y ya estás atrapado con ella. Después te arrastra a los campos de concentración, a los tanques, a la esvástica, y entiendes que el padre no es solo un hombre: es un monstruo hecho de todas las violencias del siglo.
Lo raro es que mezcla lo íntimo con lo histórico. La foto del papá en la pizarra se convierte en símbolo del fascista universal. El tono es confesión y teatro al mismo tiempo, como si nos invitara a presenciar una sesión de espiritismo donde lo que está en juego no es el más allá, sino la propia lengua que se le traba en la boca.
Leerlo es incómodo porque es demasiado real: todos cargamos con alguien —un padre, una pareja, una figura— que se vuelve vampiro y sombra. Plath le clava la estaca en el corazón con palabras, y nosotros sentimos la sangre salpicar.
¿Quién era Sylvia Plath y por qué escribía así?
Sylvia Plath nació en Boston en 1932 y a los ocho años ya sabía lo que era quedarse huérfana de padre. Esa grieta no se le cerró nunca. La llevó como un hierro dentro del pecho y la devolvió en forma de poemas que sangran.
Fue la alumna brillante, la becaria estrella en Cambridge, la joven que publicaba versos antes de terminar la preparatoria. También fue la mujer que se casó con Ted Hughes, otro poeta, y descubrió que el amor no cura: a veces es otra forma de herida.
Plath vivió con depresión como quien vive con un enemigo dentro de la casa. Hospitales, electrochoques, intentos de suicidio: todo eso forma parte de su biografía, pero en sus poemas aparece transformado en imágenes brutales.
Por eso hablaba del amor como hambre y condena. Porque para ella la ternura era un zapato negro que asfixia, una esvástica que no deja pasar el cielo, un vampiro que bebe la sangre siete años seguidos. No escribía para sonar bonito: escribía porque le quemaba la lengua.
Murió en Londres en 1963, a los treinta años, dejando a dos hijos y un libro que todavía incomoda. Daddy no es una elegía: es un ajuste de cuentas.
Preguntas que de verdad te haces después de leer Daddy
¿Es un poema romántico o desgarrado?
Desgarrado hasta el hueso. El romance aquí es un fantasma que se muerde la lengua.
¿Cuál es el tema principal de Daddy de Sylvia Plath?
Duelo y rabia. Una hija que intenta matar al padre simbólico para poder respirar.
¿Qué recursos literarios usa Daddy (sin aburrir)?
Imágenes extremas: nazis, vampiros, zapatos negros, esvásticas. Repeticiones obsesivas (“Ich, ich, ich”), ritmo de locomotora. Todo confesional, nada decorativo.
Cómo decir “te odio” y que suene a eternidad
Daddy no busca comprensión ni piedad. Es un poema que muerde, que acusa, que no se disculpa. Lo lees y te deja con la respiración cortada, como si hubieras visto algo prohibido. No es un texto para subrayar con calma, es un grito convertido en letra.
Y sin embargo, esa brutalidad engancha. Lo cierras y sigue latiendo en tu cabeza, incómodo, incómodo, incómodo. La única salida es volver a abrirlo, leerlo otra vez, dejar que te atraviese de nuevo. Porque hay poemas que no terminan: se quedan adentro como cicatriz.
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